Visitamos la gasolinera de Tabico de la mano de su creador, tras múltiples problemas familiares y judiciales.

Miguel Portales: "¿Acaso crees que es ilegal todo lo que ves de Tabico?"

Me pilló de improviso. Estaba yo el martes 6 por la tarde tirando unas fotos por los alrededores de la gasolinera nueva de Tabico, esa que se está construyendo sobre una superficie de casi 3.000 metros cuadrados que el Ayuntamiento vendió a los promotores por 100.000 euros, cuando un cuatro por cuatro de gran cilindrada paró cerca de mí sobre la acera. No tuve que fijarme mucho para ver que el conductor ere nada más y nada menos que Miguel Portales, que para bien ó para mal ocupa un treinta por ciento de este blog, porque como el perejil está en casi todas las salsas urbanísticas en Alhaurín de la Torre desde el año 1990. Mi primera reacción fué de sorpresa. Yo no lo conocía más que por la foto que hemos publicado de Alhaurín.com, la única que ha salido a la prensa por ahora. "Venga Juan Carlos -me dije- eres reportero, adelante". Me acerqué al coche y cuando Miguel Portales salió del vehículo, le largué la mano y le dije: "Soy Juan Carlos Sanz de Ayala". ó me daba la mano, ó me mandaba al carajo de la vela.
Con educación exquisita Miguel Portales me saludó y me dijo que no me conocía ni por foto pues no lee el blog, aunque le cuentan lo que acontece en el mismo. Fué una conversación tensa pero a la vez liberadora. Y el cúlmen de la misma fué asentir a la invitación que le cursé de hacerle una entrevista, a realizar en los próximos días. Defendió la legalidad de Tabico y quitó la razón a Roque Manchado, del que tiene una opinión muy particular. Comentó el hecho de que dé trabajo a más de setenta personas "a las que he tenido que frenar alguna vez para que no resolvieran tu tema a su modo". Se lo agradecí, aunque como me resultó inquietante le pregunté directamente si me estaba amenazando, a lo que respondió naturalemente que no. Y le creí.
Me invitó a visitar la gasolinera por dentro y en ese momento llegó su hijo Sergio Portales, al que con una seña le indicó que se mantuviera alejado. "Es que no tiene mi forma de ser..." dijo Miguel. Y volví a agradecérselo mientras nos adentrábamos en la futura tienda del establecimiento. Las estanterías y mesas estaban envueltas en plástico, y tenían un fuerte olor a nuevo. Los servicios estaban todavía a medio hacer. "Esto tiene mucho trabajo y mucha inversión. La hemos alquilado a una empresa petrolífera, abriremos en cuanto podamos. También nos ha pillado la crisis. ". Recorremos todo su interior, el ingeniero a nuestro lado y su hijo fuera. "Soy un currante las venticuatro horas del día y de la noche", asevera.
Hubo muchas preguntas por parte de Miguel Portales y por mi parte a mi vez. A algunas nos respondimos y a otras nos callamos. Un periodista debe saber estar en los dos lados de la noticia, justo en el centro si es posible. Y sobre todo, debe ser más valioso por lo que calla que por lo que cuenta. Le explico que no es nada personal contra él ni contra su familia, pero que los datos y los documentos cantan y que si tuviera otro tipo de documentación también la sacaría en el Blog y en los diarios digitales, a la espera de que el juez determine la veracidad de la denuncia de Roque Manchado.
"Mírame a los ojos y dime: ¿Acaso crees que es ilegal todo lo que ves de Tabico?", me dice Miguel Portales. "¡Puf!,¡Buena pregunta!", le contesto. El tema Tabico es tan complejo que esa pregunta generalista es más una trampa dialéctica que otra cosa, por lo que tampoco se puede contestar. Tantas preguntas sin respuestas...
Miguel no se deja hacer ninguna foto en ese momento y se lo respeto. Ni siquiera tiro de teleobjetivo cuando se encuentra junto a los surtidores con el ingeniero y su hijo Sergio en un encuadre perfecto. Una pena de foto perdida. Pero se lo había prometido. Quedamos en realizar una entrevista próximamente. Hacía una tarde de martes muy agradable. Lucía el sol y dentro de poco podré echar gasolina cerca de mi casa.
Miguel Portales era humano. No tenía la piel verde ni antenas en las orejas. Yo tampoco. ¿Hablando se entiende la gente?. No lo sé pero siempre he sido partidario de hablar y dejar que hablen. En eso nos diferenciamos de los animales: el el don de la palabra.