Alhaurín de la Torre se ha cubierto de una caspa, de una costra que es imprescindible eliminar para demostrar que este pueblo puede ser gobernado con otros criterios, con otras formas

José Sarria: "Alhaurín de la Torre y la caspa social"

     "Hace unos días ha tenido lugar en nuestro pueblo la presentación oficial del candidato del PP a la reelección a la alcaldía, el actual alcalde don Joaquín Villanova. Un acto a lo grande, faraónico, ciclópeo, colosal, como le gustan las cosas a nuestro regidor: pantallas de video gigantes, cámaras en directo emitiendo el éxtasis, tapizado en fondo azul y mogollón de luminaria. Se echó en falta algún que otro palmeral, para ambientar el espectáculo, pero ya se sabe que en tiempos de crisis hay que recortar gastos.
   En el discurso del mandatario, y en los videos ambientales, también se echaron en falta algunas explicaciones acerca del paro local que ya ha sumido en la miseria a 5.133 paisanos locales, o de las medidas anticrisis, entre las que se encuentra el mantenimiento del sueldazo del alcalde, que este año cobrará unos 70.000 eurakos (es decir, más que los ministros de Zapatero -69.000 €-, casi igual que el Presidente de la Junta -79.000 €-, que el de Valencia -78.000 €- o que el de Baleares -70.000 €- y más que el de Extremadura -54.000 €-). No se le oyó hablar a Villanova acerca de la ineficaz gestión presupuestaria que ha supuesto la desaparición del superhabit que existió en tiempos de bonanza y que por la ausencia de una política económica acertada llevará al Consistorio a tener que endeudarse en el futuro para poder sobrevivir (mala herencia para quien capitanee los designios de la política municipal). Tampoco se habló de la alta presión fiscal local, ni del excesivo cobro de impuestos (un solo ejemplo: la locura recaudatoria lleva a cobrar tasas locales en urbanizaciones no recepcionadas). Los pequeños y medianos empresarios se quedaron esperando oír algo acerca de las ayudas o medidas que se van a tomar para impulsar la economía local y a sus empresas, y los vecinos de Retamar, Campanario o Santa Clara volvieron a casa sin saber si el Ayuntamiento recepcionará sus urbanizaciones, si sancionará a los promotores que incumplen los Convenios Urbanísticos o si éstos seguirán siendo los “intocables” de la cosa urbanística local. 
    
Nada se oyó tampoco acerca de la esencia jurídica de la Fundación local que preside (¿privada o pública?) y que canaliza varios cientos de miles de euros sin el criterio de los entes de la Administración Pública. Villanova no entró en el fondo de su actual y muy delicada situación en los Juzgados, limitándose a presentarse como victima de una trama judeo-masónica que se empeña en judicializar la vida política local (ya se sabe, los malos andan con la hoz y el martillo, mientras mueven el rabo del demonio). Ni una referencia a esa especie de SAE que parece el Ayuntamiento y que ya no da más de sí, ante la avalancha de desempleados (por cierto bastante desencantados con el “pater”) aporreando las puertas del Consistorio. Muchas promesas para el futuro (o sea: blablablá, blablablá, blablablá, blablablá…), pero ninguna explicación de los incumplimientos de lo que se había prometido hace años: botón de muestra el Centro Comercial de Tabico, que iba a generar una inversión de 15 millones de euros y 600 puestos de trabajo directos, y que hoy no es más que un solar-estercolero. Mucho silencio y mucho disimulo con asuntos que, para algunos, nos parecen esenciales en la vida pública local que se ha cubierto de una caspa, de una costra que es imprescindible eliminar para demostrar que este pueblo puede ser gobernado con otros criterios, con otras formas, quizás más transparentes, quizás más universales (sin distingos ni escoramientos), quizás más sociales.
       El cambio y la regeneración democrática es saludable, y hoy, quizás, Alhaurín es lo que necesita en profundidad. Pero si el próximo mes de mayo los alhaurinos entienden que las cosas van bien, que la caspa, el boato, el sahumerio y el cartón piedra es la solución para este municipio, habrá que aceptarlo. Las urnas y su inexorable voz significan la grandeza de la democracia".

José Sarria