La talla, donada por una cofradía de Ceuta está expuesta en una capilla en la Finca El Portón donde se puede visitar hasta que acaben las obras para su ubicación final en el Cementerio Municipal

Jesús Caído está entre nosotros

Creo que la mejor crónica que puedo escribir es la que no voy a escribir. Ya otros han narrado las vicisitudes de esta talla que fué traída de Ceuta por una comitiva de 75 personas tras una ardua tarea de captación por parte de la Asociación Puente del Rey, su presidente José Manuel de Molina y fondos del Ayuntamiento y de la Fundación de las Canteras. Dice Ángel Doctor en su artículo sobre su visita al Cristo (pinchar para ver) que había allí mucha emoción, cosa bien cierta, y que el más emocionado era el que menos creía en Él, uséase, yo. Y efectivamente la situación me recordó aquella tarde que este mísero increyente se fué a la iglesia donde exponen a El Cautivo en Málaga y con mi ramo de claveles le pedí que, si lo creía conveniente, ayudara a que me transplantaran pronto un riñón, que estaba ya hartito de la máquina de diálisis. Casi nada incluso para El Cautivo. ¿Qué paso?. Pues, se lo dice un ateo de derechas, esa misma semana me llamaron del Carlos Haya... ¡y me transplantaron!. No es coña. Casualidad, seguro de todos los seguros. Años más tarde rechacé ese riñon y ya llevo cuatro años en diálisis otra vez. Y debo ser malo muy malo, porque no me han vuelto a transplantar...
Me cuesta creer en esas cosas, lo reconozco, a pesar del golpe de efecto de El Cautivo, que no estuvo mal para un increyente como yo. Pero el domingo pasado cuando fuí a la Finca El Portón, me acerqué a la figura del Jesús Caído con respeto. Con mucho excepticismo, pero con esperanza. Y me dí cuenta de que  no es tan feo como dice Ángel Doctor. Tiene una expresión de contenido asombro que rezuma más tranquilidad que sufrimiento. Pero es una buena talla y muy querida y procesionada por los ceutíes. La costumbre indica que los feligreses deben tocarle la mano y besarle el pie mientras le piden para sus adentros las mercedes que necesiten. Yo también seguí la liturgia al pie de la letra y puse mi mano sobre la suya y besé su pie. Se pueden ustedes suponer lo que le pedí. José Manuel de Molina, intuyéndolo, me dijo por lo bajini: "Como te lo conceda, Juan carlos, tienes que sacar al Caído por lo menos una semana en el blog...".  A lo que le contesté: "¿Una semana?... No. Si me lo concede pronto, tiene el blog entero para Él..." 
Juan Carlos Sanz de Ayala