Largas horas de incertidumbre
en la soledad de tí mismo
Son las dos de la madrugada del lunes y acabo de llegar del Hospital Carlos Haya de hacerme una analítica de sangre. Justo cuando se cumplen dos años de mi entrada en la máquina de diálisis, el 11 de mayo de 2007, me llaman para un posible trasplante de riñón. Recuerdo la primera vez que me llamaron para el primer trasplante. Lloraba de emoción, parecía que el mundo había abierto de nuevo sus puertas a una vida más normal sin estar enganchado a una máquina para poder seguir viviendo al menos dos días mas cada vez...
Hoy no he llorado ni he sentido casi emoción alguna. Conozco el Sistema y me da el pálpito que los riñones de esta noche no son para mí. Mi compañero Jose y yo hemos ido al hospital con tranquilidad pasmosa, con la tranquilidad de que casi sabes que esos riñones no te tocan a tí. El Protocolo de Trasplantes obliga a llamar al menos a cuatro pacientes para dos riñones, ó para uno si los mismos no están en excelentes condiciones. A los cuatro (esta noche venían dos desde Almería, provincia que no hace trasplantes y que depende del Carlos Haya de Málaga) nos harán las pruebas pertinentes, ya que el ordenador del Centro de Coordiación de Trasplantes nos ha elegido por nuestra compatibilidad con los órganos el donante, y finalmente será el equipo médico que realiza el trasplante quien calibre la idoneidad final y los pacientes que recibirán los riñones. El resto, a casa a esperar otra oportunidad.
Y en esas estoy ahora mismo, escribiendo en la soledad de mi despacho en casa, a la espera de que hacia las seis de la mañana me llamen para decirme que "me ha tocado" y debo ir a trasplantarme, ó me llamarán para decirme que este no era mi día de suerte y que duerma hasta la diálisis de por la tarde... porque los riñones han sido para otros.
Mi primer pensamiento ha sido para la familia del donante. Un señor mayor, único dato que te dan, fallecido en buenas condiciones físicas a priori, lo que posibilita la donación de órganos y su trasplante posterior. Quiero desde aquí, independientemente de que me toque a mí ó a alguno de los otros tres pacientes llamados, quiero desde aquí digo, AGRADECER con toda mi alma a la familia del paciente fallecido, que ha tenido la valentía, la sangre fría y sobre todo la enorme generosidad de donar sus órganos para que otros sigamos viviendo. Y me gustaría hacer desde aquí un llamamiento, aprovechando este momento más sensible, a que todos nos informemos por favor de cómo se puede hacer uno donante de órganos. Nosotros no los necesitaremos una vez desaparecidos, pero podemos dar esperanzas a personas que, como yo por ejemplo, vivimos enganchados a una máquina. Faltan corazones, riñones, páncreas, hígados, pulmones, córneas, piel... No caemos en la cuenta de la importancia de la donación hasta que nos toca de cerca...
Estoy tranquilo. Me dá el pálpito de que no me ha llegado la hora todavía. Pero para saberlo faltan unas cuantas horas.
Si tuviere la suerte de ser llamado para el trasplante, este blog quedaría en proceso de congelación al menos diez días, tiempo que tarda la hospitalización en riguroso aislamiento tras el trasplante en quirófano. He querido por ello adelantarme y haceros partícipes, en directo, de mi incertidumbre, existente a pesar de la tranqulidad de conocer el protocolo y mis posibilidades.
Por otra parte, si fuere elegido, toda operación conlleva su riesgos. La posibilidad es remota, pero por si algo sale mal, deciros que estoy encantado de haber intentado hacer algo bueno con mis escritos, unos mejors que otros. Con mis colaboraciones en los diarios digitales y en este blog que tan mala pipa ha tenido en los últimos días. Espero que la desaparición del blog haya sido una señal de cambio. De cambio en el blog y en mi propia existencia. Cuidaros todos, amigos y menos, que la vida son sólo dos días. Vivid cada uno de ellos como si fuera el último por favor. Se saborea más.
Un abrazo a todos y a esperar el veredicto. Os los haré saber en cuanto me llegue.
Juan Carlos Sanz de Ayala
Hoy no he llorado ni he sentido casi emoción alguna. Conozco el Sistema y me da el pálpito que los riñones de esta noche no son para mí. Mi compañero Jose y yo hemos ido al hospital con tranquilidad pasmosa, con la tranquilidad de que casi sabes que esos riñones no te tocan a tí. El Protocolo de Trasplantes obliga a llamar al menos a cuatro pacientes para dos riñones, ó para uno si los mismos no están en excelentes condiciones. A los cuatro (esta noche venían dos desde Almería, provincia que no hace trasplantes y que depende del Carlos Haya de Málaga) nos harán las pruebas pertinentes, ya que el ordenador del Centro de Coordiación de Trasplantes nos ha elegido por nuestra compatibilidad con los órganos el donante, y finalmente será el equipo médico que realiza el trasplante quien calibre la idoneidad final y los pacientes que recibirán los riñones. El resto, a casa a esperar otra oportunidad.
Y en esas estoy ahora mismo, escribiendo en la soledad de mi despacho en casa, a la espera de que hacia las seis de la mañana me llamen para decirme que "me ha tocado" y debo ir a trasplantarme, ó me llamarán para decirme que este no era mi día de suerte y que duerma hasta la diálisis de por la tarde... porque los riñones han sido para otros.
Mi primer pensamiento ha sido para la familia del donante. Un señor mayor, único dato que te dan, fallecido en buenas condiciones físicas a priori, lo que posibilita la donación de órganos y su trasplante posterior. Quiero desde aquí, independientemente de que me toque a mí ó a alguno de los otros tres pacientes llamados, quiero desde aquí digo, AGRADECER con toda mi alma a la familia del paciente fallecido, que ha tenido la valentía, la sangre fría y sobre todo la enorme generosidad de donar sus órganos para que otros sigamos viviendo. Y me gustaría hacer desde aquí un llamamiento, aprovechando este momento más sensible, a que todos nos informemos por favor de cómo se puede hacer uno donante de órganos. Nosotros no los necesitaremos una vez desaparecidos, pero podemos dar esperanzas a personas que, como yo por ejemplo, vivimos enganchados a una máquina. Faltan corazones, riñones, páncreas, hígados, pulmones, córneas, piel... No caemos en la cuenta de la importancia de la donación hasta que nos toca de cerca...
Estoy tranquilo. Me dá el pálpito de que no me ha llegado la hora todavía. Pero para saberlo faltan unas cuantas horas.
Si tuviere la suerte de ser llamado para el trasplante, este blog quedaría en proceso de congelación al menos diez días, tiempo que tarda la hospitalización en riguroso aislamiento tras el trasplante en quirófano. He querido por ello adelantarme y haceros partícipes, en directo, de mi incertidumbre, existente a pesar de la tranqulidad de conocer el protocolo y mis posibilidades.
Por otra parte, si fuere elegido, toda operación conlleva su riesgos. La posibilidad es remota, pero por si algo sale mal, deciros que estoy encantado de haber intentado hacer algo bueno con mis escritos, unos mejors que otros. Con mis colaboraciones en los diarios digitales y en este blog que tan mala pipa ha tenido en los últimos días. Espero que la desaparición del blog haya sido una señal de cambio. De cambio en el blog y en mi propia existencia. Cuidaros todos, amigos y menos, que la vida son sólo dos días. Vivid cada uno de ellos como si fuera el último por favor. Se saborea más.
Un abrazo a todos y a esperar el veredicto. Os los haré saber en cuanto me llegue.
Juan Carlos Sanz de Ayala
1 comentario:
Juan Carlos, hace poco tiempo que te conozco, pero tienes una personalidad que atraes a las personas y te haces querer y respetar rapidamente por ellas, todo lo que tienes de grande, lo tienes de corazon y de bondad, te considero una persona culta, educada y luchadora, que siempre luchas por los debiles y contra las injusticias que con ellos se cometen y sobre todo, eres amigo de tus amigos.
Juan Carlos, gente como tu en este mundo tiene que tener cuerda para rato, y si Dios existe, que si, es cierto que existe (soy creyente),no puede permitir que gente como tu nos abandones.
Amigo Juan Carlos este humilde ser humano que se considera tu amigo, te dice que animo, mira al frente, que tenemos que leer aún por muchos años tus buenos comentarios periodisticos.
Y ya sabes, la moral siempre elevada y sin perder los animos.
Un abrazo campeón y cuidate mucho, te queremos todos.
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