Hermanos Garrido:
historia de un bonito proyecto que no pudo ser
En mayo de 2009 fotografié por primera vez las obras de mejora de la calle del Mirador de Bellavista. Ya en aquella época decían que hasta noviembre no estaría expedita y abierta al tráfico, entre el cabreo de los comerciantes de la zona. La semana pasada se permitió el paso de los coches de una manera provisional. Faltan las aceras, sobre todo subiendo a la derecha, correspondientes a la Huerta de la Familia Garrido. Inexplicablemente para los vecinos de Alhaurín, la acera pegada a la Huerta antedicha sólo tiene la anchura suficiente para colocar una farola. ¿Cómo puede ser posible?. ¿Qué ha ocurrido para que la obra haya estado medio paralizada tanto tiempo?. Para comprender lo sucedido tendrán que seguir leyendo…
La Huerta Garrido es uno de los mejores solares del pueblo. Con sus 3.850 metros cuadrados, ya en el año 2004 se valoró en 7,643 Millones de euros, unos 1.271 Millones de pesetas. Dos casas ocupan su interior: la de Antonio Garrido y la de Salvador Garrido, dos de los cuatro hermanos que la heredaron de su padre. Los hermanos Garrido, por cuestiones fundamentalmente sentimentales, no se plantearon construir ni tocar la huerta de su padre hasta que falleciera, hecho que sucedió en 2004. Fue entonces cuando fraguaron la idea de levantar sendos edificios comenzando para ello la consecución del primer proyecto serio. Los hermanos que vivían en la Huerta, Antonio y Salvador, tenían proyectado echar abajo sus casas, construir en todo el solar y volver a vivir en el edificio nuevo. Demasiado bonito para ser verdad: El alcalde Villanova les iría quitando la idea con sus continuas exigencias. Incluso en un reciente Pleno, el primer edil llegó a proponer expropiarles los terrenos para construir la acera. Una historia de locos…
Los cuatro hermanos Garrido (ahora tras la muerte de Juan el 20 de enero de 2009 sólo quedan tres y la viuda de éste último) se pusieron en serio a proyectar el edificio que ocuparía su solar en el año 2003. Era un edificio con fachada quebrada en rectas siguiendo la curva de la calle. El arquitecto municipal les dijo que así no podía ir, y en una reunión con el alcalde Joaquín, éste les conminó a realizar la fachada alineada en curva a la calle. Y así se proyectó, con 64 viviendas y sus aparcamientos aprovechando el desnivel del terreno. Todo iba sobre ruedas…
Pero el alcalde les apretó las tuercas, y les exigió que debían ceder al Ayuntamiento ¡208 aparcamientos “de gratis”! para el municipio, construidos además de los residentes en dos plantas nuevas en profundidad. A cambio, se les concedería una mayor edificabilidad en compensación. Los hermanos Garrido apretaron los dientes, sacaron de la cartera 100.000 euros y presentaron otro proyecto en 2004 del arquitecto Guillermo Banderas. Una edificación con 84 viviendas (20 más que el anterior), 71 trasteros y 294 aparcamientos, 208 de ellos los del Consistorio “de gratis”. Joaquín Villanova quería SUS aparcamientos casi en plena Plaza de San Sebastián y estaba dispuesto a todo por conseguirlos. Así figuran en el nuevo proyecto, que dejaba una acera de 2 metros a lo largo de toda la bajada del mirador de Bellavista…
Todo iba muy bien, hasta que se le dieron los planos a un constructor, quien comenzó a hacer números. Con las dos nuevas plantas de aparcamiento, había que profundizar unos cuantos metros más que en el proyecto original. Y sólo los nuevos muros-pantalla necesarios, elevaban el precio hasta lo inaguantable financieramente hablando. El constructor quiso hacer viable el proyecto y comenzó a quitar elementos para rentabilizarlo. Que si elimino una escalera por aquí, que si quito los ascensores… Angulo Ramos, que se interesó por la edificación, hizo lo que pudo. Y lo que pudo fue demasiado para los hermanos Garrido, que vieron cómo con cada modificación se le mermaba la calidad del edificio y su propia calidad de vida pues iban a vivir allí las cuatro familias. De nada sirvieron los empeños de Joaquín Villanova, que llegó a ofrecerles el “perdón” de la licencia de obras de los aparcamientos correspondientes al municipio. Ni por esas. Cansados y abatidos por el papeleo y las exigencias del alcalde, los Hermanos Garrido pegaron el carpetazo del proyecto y lo metieron en el cajón a verlas venir. Dejaron de tratar con al Ayuntamiento. Al final, tanto tiró el alcalde de la cuerda que se rompió. Donde podía haber un estupendo aparcamiento en pleno centro del pueblo, no hay más que una huerta de alcachofas y pimientos. La avaricia rompe el saco…
Y en esto, los Servicios Operativos van y levantan la calle en mayo de 2009. La cuesta de Bellavista tiene la anchura suficiente como para haber sacado la acera sin tocar suelo de los Garrido. Pero no. Joaquín tiene metido en la cabeza arrancarles la acera como sea. Expropiándosela si fuera necesario. Todo un despropósito.
Cuando comienzan a levantar la calle nadie se pone en contacto con la Familia Garrido, que ve con estupor cómo los bordillos de la nueva acera se colocan a 80 centímetros de la tapia de la huerta. Allí sólo cabe, y además las colocan, las farolas montadas sobre pernos roscados. ¿Y los 1,20 metros para los peatones?. Por allí no apareció nadie. Abrieron las zanjas, colocaron los tubos, comenzaron a poner los bordillos… y en junio por fin dieron la cara los representantes del Ayuntamiento: El encargado de la obra, Fernando Ortiz, con el concejal de urbanismo Salvador Herrera y el de Obras Faraónicas Gerardo Velasco. Salvador Garrido les indicó que quería hacer una entrada a la Huerta por la parte baja de la calle. Los tres mosqueteros le dijeron que bien, pero que debía cederles el 1.20 metros a lo largo de todo el solar para terminar la acera. Un total de 85,20 metros cuadrados “de gañote”. Ya hace años la familia había cedido casi trescientos metros cuadrados gratuitamente para rematar el cruce de la Avenida de la Vega. ¿Chantaje institucional?.
Los Hermanos Garrido ni se inmutaron. Como ya tenían previsto, aceptaron a ceder los metros par la acera de la cuesta, siempre que el Consistorio les facilitara un documento de cesión, en el que se les asegurara que estos metros se cedían “a cuenta” del 10% de la “cesión obligatoria de aprovechamientos medios” cuando en un futuro se construyera. Una cosa por otra parte muy lógica.
El documento llegó (ver adjunto) pero no satisfizo a los Hermanos,. No tenían suficientes garantías jurídicas. Fueron a hablar con Salvador Herrera, del que son primos carnales y le dijeron que este no era el documento pactado. Salvador tuvo que darles la razón y les prometió un nuevo documento, a firmar por ambas partes, con todas las garantías de que en su día, cuando construyan, se les computarán los 85,20 metros cuadrados cedidos. ¡Y HASTA AHORA!.
Luego vino la rueda de prensa y el Pleno en los que el alcalde se explayó machacando a los Garrido diciendo que la obra se paralizaba y que si hacía falta, se les expropiarían los terrenos. ¡Muy fuerte!. Por parte de los Garrido nunca se rompieron las negociaciones. Pero el alcalde es cabezón y terco y no se deja torcer su voluntad por nadie. Quiere los metros, quiere los aparcamientos y que los Garrido se busquen la vida, aunque tenga que tener empantanada la calle meses y meses con el correspondiente perjuicio para los vecinos y comerciantes de la zona, algunos rozando la ruina caracolera. Pusieron lo bordillos, las farolas…y por allí no puede pasar ni un perrito pequeño. Los Hermanos Garrido desistieron de construir. Pero Joaquín les tiene respeto. Mucho respeto…
A día de hoy, y tras haber abierto provisionalmente la calle al tráfico rodado, eso sí sin la acera pegada a la Huerta Garrido, el nuevo documento no se ha formalizado todavía. Hace un par de sábados se les vió a los Hermanos Garrido, Antonio y Salvador, visitar la obra con el alcalde Villanova. Tratarían, se supone, de desbloquear las negociaciones y asegurar por una parte la acera no construida y por otra el documento en el que les aseguren que se les computarán estos metros cuando construyan en un futuro. Los Hermanos Garrido estaban pensando en pedir que la documentación de cesión pase por Notaría, por Registro y además sea aprobado por el Pleno del Ayuntamiento.
NOTA: Una fuente cercana a los hermanos Garrido me ha comunicado que se han rendido y han cedido finalmente los metros tras un tira y afloja con el alcalde. Lo único que han conseguido ha sido que les respeten el volumen de edificabilidad de esos metros cedidos. Todo lo demás se lo han denegado. Incluso el pasarlo por el Pleno, a lo que Joaquín se ha negado aunque informará de ello a todos los concejales. Al parecer la tensión y presión ha sido tan fuerte que los hermanos, hartos, cedieron mediante escrito presentado el 26 de octubre, y ahora se encuentran, aliviados, a la espera del documento final para cerrar el trato y que se pueda, por fín, acabar la acera.
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