jueves, 7 de enero de 2010

En contra de la estadística, desde el dia 25 de diciembre no se realiza ningún trasplante renal en el Hospital Carlos Haya

¿Toman vacaciones los trasplantes?

Perdonad que haya repetido la palabra trasplantes en el antetítulo y en título, cosa que no se debe hacer habitualmente. Pero la palabra trasplante es tan intensa que no se debe buscar un seudónimo que la estropearía. Y perdonad que insista con mi tema. No os preocupéis, que no me olvido del resto. Pero con esto de las Fiestas, me pongo morriñoso.
Hoy he ido de nuevo a diálisis. He ido una hora antes para pasearme por todo el Hospital con mi camiseta y mi gorra, cosa que he hecho. Primero he recorrido todas las plantas del antiguo Hospital, el que llaman Pabellón A. Prácticamente estaban vacías. De dos a tres de la tarde, y en un día de fiesta, todo el personal está preparando el cambio de turno. Médicos no había ninguno por los pasillos. Y enfermeras y auxiliares, las mínimas. Todos haciendo el petate para dejar los asientos a sus compañeras de la tarde.
En la tercera planta, nefrología, al final del pasillo, se encuentra la zona de aislamiento para los recién trasplantados. Una zona de máxima asepsia, al menos eso se supone. Para entrar hay que pasar por una "doble puerta", un pasillo teóricamente aislante donde te cambias y te pones los patucos en los pies, las batas limpias y las mascarillas. Pero... ese pasillo debería estar cerrado, abrir una puerta, entrar, cerrarla y abrir la otra como en los Bancos. Entonces... ¿Porqué se cambia la gente en ese pasillo?. Eso se llama de todo menos asepsia.
Encuentro una señora mayor sentada en una silla esperando a ver a su familiar trasplantado y hablo con ella. Me dice que le operaron el día 25 de diciembre. Era de la tanda en la que llamaron a mi compañera de la máquina de al lado para trasplante y que al final no cuajó para ella. Ocupaban la Unidad de Trasplantes tan sólo dos enfermos, los que pasaron por quirófano el pasado día de Navidad. Después confirmaría este dato con una fuente fiable que no me quiso responder a la pregunta clave... Pero entonces... ¿No ha habido trasplantes durante las Fiestas de Navidad?. ¿Toman fiesta los trasplantes?. Dicho de otra manera... ¿Toman vacaciones los equipos quirúrgicos que realizan los trasplantes?. Dicho de otra manera... ¿Existe la posibilidad de hacer trasplantes en fechas tan señaladas como las Fiestas de Navidad?. Si en 2008 se realizaron 108 trasplantes, estadísticamente toca un trasplante cada 3 días, es decir, un donante doble cada seis días. Del 24 de diciembre hasta hoy 6 de enero transcurren 12 días en los que, teóricamente al menos, NO HA HABIDO DONANTES, porque se constata que no ha habido trasplantes. La estadística se rompe justo justito cuando hay que dar vacaciones a médicos y enfermeras. Con todo el tinglado medio de vacaciones, debe ser difícil encontrar las decenas de profesionales que requiere una intervención de este tipo... ¿Qué pasa si el 31 de diciembre por la mañana se produce una donación?. ¿Y el 31 por la tarde?. Averiguarlo, lo averiguaré, pero la persona que tenía la respuesta hoy, no quiso compartirla conmigo. Seguramente la respuesta será que todo está preparado para una contingencia de este tipo en estas fechas. A mí, por si acaso, no me gustaría que mi riñón lo donaran esos días. No creo en las casaulidades, creo en las CAUSALIDADES. ¿Por qué dicen que durante todo un mes, alrededor de septiembre, no hubo NI UNA SOLA DONACIÓN?. Yo no me lo creo.
He recorrido el Hospital de punta a punta. Lo conozco bien, pero hoy era fiesta y lo he visto cambiado. Kilómetros de pasillos vacíos, nadie andando por ellos excepto yo, ni un guarda de seguridad, nadie que controlara nada excepto uno en cada una de las puertas de entrada. La Seguridad es nula, al menos aparentemente. Ni cámaras, ni guardas, allí pasas con buena pinta por la entrada y te puedes pasear impunemente por el Hospital entero. En el edificio nuevo ó Pabellón B, lo mismo.
Viendo que mi reivindicación tenía poco efecto por ausencia de público, me he pasado por la cafetería del personal sanitario, unos veinte profesionales que me han mirado raro y después por la cafetería del público en general.
Hoy no he esperado a que los celadores subieran a mi compañero invidente y lo he dejado en nuestra sala sentado en su sillón. Es entonces cuando he tirado con el móvil las fotos que acompañan el reportaje. Sillones hechos polvo de hace yo creo que decenios, más que nada porque los nuevos se hacen para la generación actual, un palmo más alta que la anterior. Los tapan con una sábana, pero no sé si por la asepsia ó para que no se vean los destrozos. Y no sólo se ven feos, sino que nos dejan la espalda hecha un cisco tras casi cinco horas sentados en ellos sin poder moverse para nada. Saco unas fotos de la máquina, pero no se aprecian las desolladuras y las oxidaciones. Demasiadas aguas, bicarbonatos y lejías. Y sobre todo, demasiados años encima. Aprecio en el suelo la tubería de desagüe al aire con las bocas donde van a parar los tubos de las máquinas sin sellar... Una asepsia total, como puede verse. Esa tubería es la que hace que las enfermeras que están en nuestra sala no puedan acceder físicamente a la sala de al lado, donde hay enfermos que están también a su cuidado, y deben salir al pasillo para entrar tres metros más allá. Y todo por no hacer una pequeña obra de coste mínimo.
Decir que nuestra sala ha estado sin pintar al menos SIETE AÑOS. Y lo sé, porque en mi anterior etapa de diálisis regalé a la sala, que ni siquiera tenía, una televisión y llevé a uno de mis técnicos para que la instalara puesto que el Hospital no se hacía cargo. La colgamos de la pared con una peana atornillada convenientemente. Pero un buen día... ¡Se la llevaron!. Y como estaba bien agarrada a la pared... ¡La arrancaron de cuajo!. Ello dejó, como es lógico, un buen agujero. Agujero que yo me encontré cuando volví a diálisis seis años después de marcharme... ¡No la habían pintado siquiera!. Y como el esfuerzo de pintarla hace unos meses les debió de parecer ímprobo, se dejaron la puerta. Hecha cisco, como puedo apreciarse en la fotografía. Sí, es la puerta del agujero donde nos hacen la diálisis, donde por no haber no hay ni una buena cobertura para el portátil, y no hablemos de Wifi...
Acabo ya. Hoy no todo ha sido malo. Por una... ¿casualidad?, ¿CAUSALIDAD?, hoy las enfermeras han llamado a los celadores muy pronto al desenchufar a mi compañero invidente. Y los celadores han subido rápido. Algo se va consiguiendo. Las enfermeras leen con seguridad este este blog.
¿Y los celadores?. Pues no lo sé, pero de algo sí estoy seguro... ¡pronto lo leerán!.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Ánimo J.C,lo peor es que con esto de la "crisis" vamos para atras en la sanidad publica y siempre los perjudicados los mismos,los pacientes.

Daniel Luque dijo...

Juan Carlos aunque no te escribamos con nuestros nombres, somos muchos los que estamos contigo. Lo tuyo es lo primero siempre. Ya tendrás tiempo de seguir con tu blog como siempre.

Crisanal dijo...

Juan Carlos, deseo para a tí y para todas aquellas personas con la necesidad de un transplante y/o una intervención quirúrjica sea de la índole que sea, que la seguridad social se ponga las pilas y cumplan con los programas de lo que tanto presume y que esas listas de espera dejen de ser eso, de espera.

Un saludo. y que pronto podamos hablar de como te va con tu nuevo riñon